México permite viajar como uno quiera; el país se adapta a todo tipo de visitantes. Se puede dormir en lujosos complejos de la Riviera Maya, en económicas cabañas de playa junto al Pacífico o en mansiones coloniales en el altiplano.
Desplazarse resulta sencillo con los cómodos autobuses que llegan casi a todas partes y la extensa red de vuelos nacionales.
Suponen la pieza central de la experiencia mexicana. Esta población muy diversa, desde los modernos de Ciudad de México hasta los tímidos indígenas de las aldeas de Chiapas, es conocida por su amor al color y sus fiestas, pero también es un pueblo filosófico, que valora más la simpatía que los horarios.